martes, 21 de septiembre de 2010

INDUMIL, más que armamento hecho en Colombia.



Cuando se habla de Industria Militar (Indumil) se piensa en armas, bombas, municiones… pero, ¿ha pensado en que la industria militar está presente en los fríjoles que el ciudadano colombiano se comió al almuerzo?

El planteamiento puede resultar extraño pero cuando el gerente de Indumil, coronel Carlos Enrique Villareal, afirma que si no hubiera una explosión en una mina de sal con explosivos de la fábrica José María Córdova (cerca al embalse del Muña, en Cundinamarca), todo comienza a cobrar sentido.

Y es que según Villareal, en Colombia se consumen cada año unas 250.000 toneladas de explosivos, de las cuales 221.000 se emplean en la minería de carbón y el resto va a parar a las minas de sal, a la construcción de vías, edificios, entre otros.

Con el auge de la construcción de vías y carreteras, el consumo aumentó y también el interés de trabajar con materiales amigables con el medio ambiente.

Por eso se está investigando la producción de explosivos que no acumulen gases en las minas y así se acabe la tragedia de mineros que quedan atrapados ante una explosión accidental ocasionada por una chispa.

También se trabaja en la producción de explosivos “ecológicos”, que tengan una bacteria que se coma -por decirlo de alguna forma- el material contaminante.

Estos explosivos son de consumo industrial. Es decir, se venden a civiles de la empresa privada. En última instancia, ellos son los que deben responder por el uso legal o ilegal que se les dé.

¿Usted sabe hacer bombas?

Pero así se hable del uso civil de los productos de Indumil, es imposible dejar de asociarla con la producción y venta de armamento.

De primera, uno pensaría que todo se hace con licencias o que la empresa se dedica a ensamblar lo que fabricantes de talla mundial envían, pero no.

Aunque suene traído de los cabellos, se está trabajando en la investigación y producción de material y tecnología propios.

Es más, hay 12 universidades (una de ellas de Medellín) involucradas en el proceso. También se tienen convenios con gobiernos extranjeros (como Israel) y empresas privadas de dentro y fuera del país. Por ejemplo, las espoletas de las granadas se fabrican en una pequeña empresa de Medellín.

Indumil genera unos 5.000 empleos indirectos y 2.500 empleos directos en tres plantas, en las que laboran civiles y militares.

En 2002 tenían un listado de 80 proveedores y ahora son 500, con lo que, según el coronel Villareal, se reduce el riesgo de corrupción y se mejora la calidad de los productos, porque cada uno puja por prestar un excelente servicio a precios competitivos.

“No se trata de convertirnos en una potencia bélica ni nada de eso”, aclara Villareal, quien asegura que lo que se intenta es que Colombia sea autosuficiente al hablar de material de defensa y no llevarse sorpresas, como una que tuvieron cuando el Gobierno “de un país vecino” se negó a entregar unas bombas que ya se habían comprado para la Fuerza Aérea Colombiana (FAC).

La situación, que ahora hace parte del anecdotario de Indumil, fue complicada. Un día lo llamó el presidente Álvaro Uribe y le preguntó: “¿usted es capaz de hacer bombas?”. Villareal, se quedó callado y luego dijo que sí. Como el tiempo apremiaba, salió corriendo a reunir a su gente, para contarles lo que pasaba. ¿Hacer bombas? Ni idea.

La petición de Uribe los puso a trabajar, trabajar y trabajar y en seis meses empezó la producción de bombas de 125, 250 y 500 libras que utiliza la FAC en los bombardeos a grupos ilegales en las selvas del país. ¿Cuántas se producen? El tema se maneja por pedido y es una cuestión “de seguridad nacional”.

12 líneas de investigación.
También se está trabajando en la producción de munición inteligente con la cual se busca evitar -por lo menos desde la parte técnica- los daños colaterales que puedan darse en un bombardeo.

Las coordenadas de un blanco previamente ubicado por personal de inteligencia se introducen en un GPS que será el encargado de guiar la descarga.

En total, Indumil trabaja en 12 líneas de investigación, algunas de ellas con otras empresas que hacen parte del sector de Defensa como Cotecmar (Corporación de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo Naval y Fluvial), que depende de la Armada; y el CIAC (Corporación de la Industria Aeronáutica) que depende de la FAC.

Con Cotecmar se trabaja en la producción de materiales compuestos para la construcción de embarcaciones. Aunque esto suena simple, el coronel Villareal aclara que se trata de una investigación importante en materia naval.

También se trabaja en el comando y control digital. Para quienes carecen de formación militar, basta con referirse a las películas de guerra en las que se muestra una gran pantalla en la que se ven imágenes reales de las embarcaciones en una zona determinada? el resto, también es tema de seguridad nacional.

Con el CIAC se está trabajando en la recuperación de piezas metálicas y la fabricación de aleaciones para el material que usarán los aviones de la FAC.

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